Y así pretendeis impresionar?

Los chicos se miraron entre ellos, e intercambiaron unas rápidas frases entre ellos, pensando que tal vez no dominases tanto su idioma como para entender su dialecto, algo en lo que se equivocaron porque entendiste todo lo que decían. Discutían sobre si dejarte en paz por tu extraña (para ellos) apariencia de extranjera, si hacerte víctima de algún timo, aunque al final se impuso la voz del mayor del grupo, que advirtió a los otros que los oficiales de la policía del Shogun castigaban con dureza a quienes molestaban a los extranjeros. Los otros parecieron estar de acuerdo con él. El chico se acercó y te habló, algo tímido.

-Buenas, señorita. ¿Busca algún lugar en la ciudad? - preguntó con amabilidad.

-Mi nombre es Ichiro. Vos parecéis ser una princesa de tierras lejanas. ¿Cómo se llama vuestro país? - el joven preguntaba con amabilidad - Existen muchas maravillas siendo ésta vuestra primera vez en Kyoto. En este mismo barrio hay una especie de teatro donde hay música, danzas y otras atracciones. No son tan buenas como las que pueden hacer las geishas, claro, pero... - Ichiro se queda mirando a Emily, muy intrigado - Señora, en ocasiones he visto bunraku, los espectáculos de títeres, y por muy hábiles que fuesen los titiriteros nunca observé nada tan maravilloso. Es como si estuviese viva. ¿Acaso sois una maga? - las palabras parecían ser en tono de broma, pero como demonio notaste que había en el fondo cierto miedo. Aunque era un miedo pequeño, porque tu aspecto delicado e inocente había provocado que confiase en ti sin reservas.

-Ingorutera - pronunció Ichiro de manera deficiente, dejando claro que o era la primera vez que escuchaba la palabra o que hablando japonés era todo lo bien que podría llegar a decirla - He oído hablar de ese país, es el más poderoso de las demás naciones, el que tiene más barcos y con más cañones...
-Me habéis parecido una dama encantadora, y es que... - el volumen de su voz descendió - la gente está atemorizada, algunos que hablaron mal del Shogun desaparecieron sin dejar rastro... hay rumores de que los infiernos se han abierto, y que incluso hay demonios que acechan por las calles.

-¿Eh? ¡No, señora, claro que no! Gomen nasai, me expresé de manera torpe - el rostro del joven enrojece de vergüenza - Os vi tan vulnerable que me dije que tenía que avisaros de esos peligros que acechan en las calles. Vos no sois ningún demonio, solamente alguien que estuviera loco o fuera tonto podría pensar eso. A otro extranjero no le habría advertido de lo que sucede, porque son arrogantes y nos tratan como a estúpidos, pero vos me parecísteis mucho más dulce... digna de confianza. En caso de que pensara que no sois humana, pensaría en que sois como un ángel. - el joven Ichiro sigue ruborizado.